Imágenes del universo, imágenes del interior de nuestro cuerpo, cámaras de seguridad que nos filman en supermercados, bancos, estaciones. Carteles publicitarios, televisión, ordenadores, móviles, son parte ineludible de nuestra vida cotidiana y la de nuestros alumnos.
En la actualidad, la experiencia humana es cada vez más visual y está cada vez más visualizada; vivimos inmersos en un mundo de imágenes.
Pero mirar y ver más no significa necesariamente entender más. La distancia entre la riqueza visual contemporánea y la capacidad para analizar lo que se observa es todavía un desafío para la escuela y más aún para la enseñanza de las Artes Plásticas.
Enseñar a mirar imágenes puede definirse como el conjunto de acciones que se desarrollan con el propósito de favorecer el pasaje de la mirada espontánea, rápida y habitual hacia una mirada detenida, inquisitiva, inquieta y crítica. Se trata de promover en nuestros alumnos y nuestras alumnas lo que el fotógrafo catalán Joan Fontcuberta ha definido como contravisión; es decir, producir “acciones de ruptura con las rutinas que controlan nuestros programas de pensamiento visual”.
La observación de imágenes es una actividad de enseñanza y, por lo tanto, es preciso asignarle un tiempo y un espacio específicos dentro de las tareas del aula. Los procesos de análisis e interpretación proponen desmenuzar, desarmar la imagen para volver a armarla de otro modo. Aunque la imagen no cambia, en este camino cambiará el modo de verla, entenderla y disfrutarla.
Pero no es posible, ni deseable, describir un único método o un conjunto de reglas fijas para analizar las imágenes. La multiplicidad de modos, estrategias didácticas y las buenas prácticas deben ser leídas como pautas o fuentes de inspiración para crear actividades a medida teniendo en cuenta los contenidos que se enseñan y el grupo de alumnos con los que se trabaja. Podemos analizar imágenes, hacer preguntas, dramatizar, ver las imágenes a través de visores, hacer nuestra propia imagen para así comprender, etc. Pero hoy queremos hablaros de un método poco utilizado y que sin embargo es muy eficaz: salir de la escuela.
Salir de la escuela para observar imágenes en otros contextos, como la calle, los museos, los centros culturales o las salas de exhibición es una instancia sumamente enriquecedora en el proceso de enseñar a mirar. La observación de imágenes en otros espacios, como los carteles, los murales o los graffiti en la calle, o las obras de arte digital en un museo de arte contemporáneo, plantean nuevos desafíos para la comprensión. Por lo general, las instituciones diseñan actividades específicas para los escolares. Estas actividades permiten a los alumnos tomar contacto directo no solo con obras originales, sino también con diversas propuestas de lectura de imágenes. Estas visitas o actividades se deberán seleccionar y planificar teniendo en cuenta los requerimientos de cada proyecto de trabajo.
Salir de la escuela y visitar espacios de exhibición de imágenes permite que los alumnos y las alumnas entablen un diálogo entre varios modos de ver. Se trata de un paso más en el largo camino de enseñar a mirar.
PARA SABER MÁS:
Gabriela Augustowsky: http://www.12ntes.com/wp-content/uploads/12ntes-digital-nro7.pdf
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