lunes, 4 de junio de 2012

SALIR DE LA ESCUELA PARA ENSEÑAR A MIRAR


Imágenes del universo, imágenes del interior de nuestro cuerpo, cámaras de seguridad que nos filman en super­mercados, bancos, estaciones. Carteles publicitarios, tele­visión, ordenadores, móviles, son parte inelu­dible de nuestra vida cotidiana y la de nuestros alumnos.
En la actualidad, la experiencia humana es cada vez más visual y está cada vez más visualizada; vivimos inmersos en un mundo de imágenes.

Pero mirar y ver más no significa necesariamente entender más. La distancia entre la riqueza visual contemporánea y la capacidad para analizar lo que se observa es todavía un desafío para la escuela y más aún para la enseñanza de las Artes Plásticas.
Enseñar a mirar imágenes puede definirse como el con­junto de acciones que se desarrollan con el propósito de favorecer el pasaje de la mirada espontánea, rápida y habi­tual hacia una mirada detenida, inquisitiva, inquieta y crí­tica. Se trata de promover en nuestros alumnos y nuestras alumnas lo que el fotógrafo catalán Joan Fontcuberta ha definido como contravisión; es decir, producir “acciones de ruptura con las rutinas que controlan nuestros programas de pensamiento visual”.
La observación de imágenes es una actividad de enseñan­za y, por lo tanto, es preciso asignarle un tiempo y un espacio específicos dentro de las tareas del aula. Los procesos de análisis e interpretación proponen desmenuzar, desarmar la imagen para volver a armarla de otro modo. Aunque la imagen no cambia, en este camino cambiará el modo de verla, entenderla y disfrutarla.


Pero no es posible, ni deseable, describir un único mé­todo o un conjunto de reglas fijas para analizar las imágenes. La multiplicidad de modos, estrategias didácticas y las buenas prácticas deben ser leídas como pautas o fuentes de inspiración para crear ac­tividades a medida teniendo en cuenta los conteni­dos que se enseñan y el grupo de alumnos con los que se trabaja. Podemos analizar imágenes, hacer preguntas, dramatizar, ver las imágenes a través de visores, hacer nuestra propia imagen para así comprender, etc. Pero hoy queremos hablaros de un método poco utilizado y que sin embargo es muy eficaz: salir de la escuela.
Salir de la escuela para observar imágenes en otros contextos, como la calle, los museos, los centros cul­turales o las salas de exhibición es una instancia su­mamente enriquecedora en el proceso de enseñar a mirar. La observación de imágenes en otros espa­cios, como los carteles, los murales o los graffiti en la calle, o las obras de arte digital en un museo de arte contemporáneo, plantean nuevos desafíos para la comprensión. Por lo general, las instituciones dise­ñan actividades específicas para los escolares. Estas actividades permiten a los alumnos tomar contacto directo no solo con obras originales, sino también con diversas propuestas de lectura de imágenes. Estas visitas o actividades se deberán seleccionar y planificar teniendo en cuenta los requerimientos de cada proyecto de trabajo.



Salir de la escuela y visitar espacios de exhibición de imágenes permite que los alumnos y las alumnas entablen un diálogo entre varios modos de ver. Se trata de un paso más en el largo camino de enseñar a mirar.

PARA SABER MÁS:
Gabriela Augustowsky:  http://www.12ntes.com/wp-content/uploads/12ntes-digital-nro7.pdf


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